Seguidores

viernes, 31 de enero de 2014

Receta #4: Tarta Tatin.

He aquí la primera receta que hago desde mi vuelta - un poco tardía, lo sé - que os traigo con mucho cariño y ¡más manzanas! (No sé si os acordaréis de la receta de manzanas con caramelo). Desde luego, para quien no le gusten, es una pena porque se pueden hacer muchos postres con ellas. Y, en esta ocasión, os presento una riquísima Tarta Tatin (Tarte Tatin). Es una receta francesa que yo misma he hecho varias veces y la verdad es que es muy fácil.


Ingredientes:

- 8 manzanas Golden.
- 150 gr de mantequilla.
- 150 gr de azúcar.
- 1 rollo de masa de hojaldre (ya hecha o casera).
- 1 brick de nata líquida, para repostería (opcional).

Modo de preparación.

Pelamos y cortamos las manzanas en gajos quitándoles las pepitas. Los gajos deben ser más o menos finos, no demasiado gruesos.
Colocamos en una sartén la mantequilla para que se derrita, agregamos el azúcar y removemos bien.
Dejamos que se cocine lo suficiente hasta que cambie de color y se haga el caramelo.
Cuando ya tengamos el caramelo agregamos los gajos de las manzanas y las mezclamos bien para que se cocinen un poco en el caramelo.
Vamos pasando la manzana caramelizada a una tartera para horno, acomodamos bien y agregamos un poco mas de caramelo, no mucho porque sino quedará muy húmeda.

Ponemos encima la masa de hojaldre y cubrimos las manzanas tapando bien los bordes. Esta tarta luego se invierte, las manzanas quedarán arriba.
Horneamos a unos 210º unos 15/20 minutos, hasta que el hojaldre esté dorado.
Retiramos del horno y dejamos reposar unos 15 minutos.
Para desmoldar, repasamos los bordes con un cuchillo y la pasamos a un plato mas grande dándole la vuelta.


Espero que os guste y la probéis. ¡Hasta el mes que viene con la próxima receta!

"Una vida juntos, una eternidad unidos."

Querido amor mío,

Te imploro desde el más puro estado de desesperación, mi amor. Los recuerdos me acechan por los rincones. En las sombras, me observan abisales. Es como si esperaran una reacción por mi parte, como si supieran que mi conciencia no está en paz.
A veces oigo ruidos por las noches, y sé que eres tú quien me persigue. Hasta tengo alucinaciones... Veo tus ojos azules sobre un fondo sombrío azabache. Estas visiones me atormentan.
La culpa es mía y sólo mía, sé que permití que te marcharas. Yo dejé ir a tu corazón y ahora tu recuerdo me persigue, incansable, por los recovecos de mi habitación.
Tengo un cuarto agradable, como bien sabes, pero últimamente está algo oscuro. Cuando me acuesto a dormir, miro por el amplio ventanal que se extiende a lo largo del cuarto y, precisamente ayer me pareció oír el crujido chirriante de la madera del marco, abriéndose el ventanal por una ráfaga de viento gélido, que me congeló la expresión de terror con la que me desvelé. También he oído, de tanto en tanto, que el cajón de mi mesita de noche en el que guardo las que eran nuestras pertenencias comunes, se abre sin explicación alguna.
Como bien sabes, nada de esto se lo puedo contar a mi madre, tan escéptica como es ella. Así que no me queda más remedio que refugiarme en mis propios pensamientos, hasta alcanzar la locura. Reconozco mi responsabilidad, sé que me merezco el sufrimiento pero, aún así, no tengo consuelo.
Es por todo esto que mi destino debe ser estar junto a ti, reunirme contigo en un mundo donde no existan ni peros ni porqués. Donde podamos estar juntos para la eternidad al fin... Y es que añoro tanto tus besos.
Debí haberte impedido aquel día que te marcharas. Cuando cruzaste el umbral de la puerta, sabía que iba mal, después de aquel sueño tan horrible, en el que conforme atravesabas una puerta, no volvías jamás. Abandonaste este mundo intentando hacer lo que más querías; tu trabajo, tu vida. Por eso no tengo nada que reprocharte por no haberme creído cuando te dije que temía perderte para siempre. Pero ojalá yo hubiese podido impedir que te montaras en el coche esa mañana... Tal vez no te habrías visto envuelto en aquel maldito accidente. ¡No desesperes! Sé que este no es mi sitio, ya no lo es. En breve me reúno contigo, mi amor. Mientras te escribo esta carta, tengo el remedio de mi existencia ante mí, los potentes analgésicos de mi madre. Realmente no sé si puedes leer esto, pero espero que tu presencia inmortal te lo permita. Gracias por amarme estos diez increíbles años.

P.D.:  Ahora no temas... Ya vuelvo contigo.


domingo, 26 de enero de 2014

Quinto IMM Vlog: ¡ESTAMOS DE VUELTA!

Perdón por la espera, queridos lectores. Os traigo una vez más, después de mucho tiempo, el quinto IMM Vlog. 
¡Gracias por leerme!