─ Tengo muchas ganas de
verte.
─ Y me verás.
─ Joder, parece que
queda una eternidad.
─ Sólo cuatro horas, no
te desesperes. Ponte bien guapa, eh. Quiero que sea especial.
─ Lo será. Me voy a
dormir un rato, luego nos vemos.
─ Adiós, perla. Te
quiero.
─ Adiós, te
quiero.
Un mes atrás, en un parque cercano al ayuntamiento
del pueblo.
Hace un frío que pela,
ya caída la noche de invierno de primeros de diciembre, no quedan ni pájaros y
a penas camina gente por las calles. Y quien lo hace, seguro es por algo
urgente del trabajo o necesitan hacer algún recado. Acurrucados en un banco
están un chico y una chica, de edades cercanas y que bien pasarían por una
pareja de enamorados que disfrutan del calor mutuo en la noche invernal.
Ella se siente bien,
alegre, de estar allí con él. Lleva tiempo esperando un momento como ese. Él ha
ido a buscarla a su casa para dar un paseo por el pueblo sin mayores
intenciones que charlar a solas.
─ Me encanta estar aquí
contigo, Alberto, ¿sabes?
─ Lo sé, y a mí. Pero no
quiero que pienses que por estar así las cosas sean diferentes... ¿comprendes?
─ Sí, lo comprendo.
¿Por qué me dice eso?
¿En qué coño piensa este tío? Estos encuentros dejan ver que le gusto. ¿Por qué
lo niega? Y si yo me equivoco y no siente nada, ¿por qué quiere pasar tantos
ratos como este los dos juntos?
─ ¿Te has enterado de
que a Mónica le gustas? ─dice ella.
─ Sí, ¿y tú cómo lo
sabes?
─ Me lo han contado por
ahí. ¿A ti te interesa?
─ ¡Qué va! En serio, esa
chica es insoportable, mis amigos quieren que esté con ella. Ya sabes, una
relación estable para un chico perdido. Pero no me convence, ni es muy
agraciada ni muy lista tampoco...
Lleva razón, Mónica no
es muy guapa que digamos, hasta está algo rellena y no saca las mejores
notas.
─ Jaja. Te
entiendo.
─ Nosotros estamos bien,
¿no te parece?
─ Claro, nosotros.
Nosotros... Qué bien
suena, ojalá.
Suena una canción dentro
del pantalón vaquero de Verónica, se apresura a cogerlo pero a penas suena un
trozo del principio de la canción "Ti amo" de Azuro y Elly.
─ Era mi madre, debo
volver. Ya es tarde.
─ Está bien, te acompaño
a casa.
Alberto y Verónica
caminan por las calles en dirección a la casa de ella, que está a un par de
manzanas.
─ Mañana te llamaré.
Buenas noches ─dice él con una sonrisa.
─ Está bien, esperaré
esa llamada. Buenas noches.
Alberto se aleja entre
la penumbra nocturna a paso ligero. Ella le contempla, expectante, con las
llaves de su casa en las manos, esperando, a que su vista ya no alcance a ver
su silueta.
Aunque, por desgracia,
no tardaría en no volver a verle.
Ooh! Fantástico el primer capítulo! Quiero más!!
ResponderEliminarUn abrazo :3
Oins, muchas gracias guapaa :) Este fin de semana publico el capítulo 2.
EliminarUn beso enorme<3
Muy bonito el primer capitulo.
ResponderEliminarMuchas gracias :3
EliminarUn besito y gracias por pasarte.