Seguidores

martes, 21 de agosto de 2012

Sobran las palabras.~

Ya caída la noche, "Parque de los patos" en el centro de ese pueblo llamado San Pedro del Pinatar. Un banco de esos modernos en forma de cono, con luz amarilla para iluminar, en una parte oscura y cobijada del parque. Un cielo encuadrado en árboles precioso, sin estrellas vislumbrables, pero precioso.
Esa noche después de un día duro por motivos diferentes: trabajo, estudios, peleas matutinas... Todo parecía ahora invisible, todo desvanecido por aquel momento de paz y tranquilidad entre caricias y besos interminables. Nosotros; tú, yo y nada ni nadie más. Fue entonces cuando entre una poco significativa charla de las infancias bien diferenciadas, comenzó a sonar una canción. Aunque sólo sonaba el instrumental, la letra no tardó en presentarse en nuestras mentes.
Era yo quien hablaba, ajena a los sonidos que emitía el fuerte equipo de música del parque. Tú me cortaste: "Escucha, cariño."
Y tardé pocos segundos en reconocer la preciosa melodía...
El estribillo danzaba en mi cabeza mientras, abrazados como si de nuestro último minuto en la tierra se tratase, nos besábamos apasionadamente, dándonos cuenta de lo mucho que nos queríamos. 
“Quand il me prend dans ses bras, 
Il me parle tout bas;
Je vois la vie en rose.
Il me dit des mots d'amour, 
Des mots de tous les jours;
Et ça me fait quelque chose.
Il est entré dans mon cœur, 
Une part de bonheur;
Dont je connais la cause.
C'est lui pour moi, 
Moi pour lui dans la vie;
Il me l'a dit, l'a juré 
Pour la vie. 
Et dès que je l'aperçois,
Alors je sens en moi
Mon cœur qui bat... ”