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viernes, 12 de abril de 2013

Un mundo sin luz IV. (Segunda colección).

Inocente, audaz y precoz;
todo en una sola voz.

Se cae, se rompe y se quiebra;
así, en mil piezas.

Pero luego llega el viento,
el transcurrir del tiempo;
y lo vuelve todo al inicial cortejo.

Delicioso carbón quemado;
¡deliciosas brasas trabajadas,
bien aventuradas!

Las olas, mecen, agitan;
pero tú vuelves
y deshaces el cielo.

Delicioso dolor;
¡deliciosas nubes de color!

Y, gracias a ti,
¡cuán delicioso el amor!


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